Reciclases
El proyecto fue llevado adelante por siete alumnos y alumnas del Complejo Dr. Francisco de Gurruchaga y consiguió que otras organizaciones colaboraran con su iniciativa como el
Movimiento de Trabajadores Incluidos, el Taller Ecologista y profesores de la institución.
El proyecto consistió en la instalación de contenedores de cartones y papeles, cestos de basura no compostables ni reciclables y otros para residuos orgánicos.
El trabajo de concientización que se llevó adelante sobre la separación de residuos impactó en 180 estudiantes. Además, 25 jóvenes del barrio se capacitaron sobre huertas domésticas.
Los chicos y chicas del Gurruchaga, también se trabajaron en el desarrollo de juegos para que niños y niñas de jardín de infantesa aprendan sobre separación de basura, realización de compost y el cuidado del ambiente.
Por último, estos jóvenes sumaron otro logro que fue que el centro de estudiantes incorpore la secretaría de Medio Ambiente para seguir trabajando en la temática de manera continuada. “Esto nos permite posicionarnos con una mirada hacia el futuro para seguir trabajando y formando estudiantes comprometidos”, señala Emilia, una de las jóvenes líderes.
Podciencia
En el colegio secundario La Salle, a partir de observar la acumulación y generación de residuos orgánicos crearon el año pasado una compostera para que todos los desechos se depositaran en esta.
Con esa base, se propusieron a partir del proyecto presentado al Fondo Jóvenes en Acción Climática, seguir generando compost pero agregar una compostera en los niveles primario y nivel inicial. Además, los y las estudiantes generaron un podcast para hablar del tema y realizaron capacitaciones para que su comunidad hiciera uso correcto de los cestos de separación de residuos.
Reciclaje comunitario de PET
Este proyecto liderado por jóvenes de la Asociación Civil Rancho Aparte, arrancó con la idea original de recolectar residuos y generar filamento con las botellas de plástico recolectadas para poder realizar herramientas para la huerta a través de la impresión 3D. Y aunque el inicio fue excelente, en el camino se dieron cuenta de que el firmamento no era óptimo para construir esas herramientas, no resistían el trabajo con la tierra.
“En el medio del proyecto empezamos a ver si las botellas que nos servían eran las de soda y las de marca Coca-Cola, porque tienen PET propiamente dicho”, apunta Nuria, integrante de la iniciativa.
Así que ante este aprendizaje, entraron en una fase de experimentación pero dieron uso al filamento obtenido imprimiendo carteles señaladores para la huerta que donaron a su comunidad.
Reciclando descartables
Este proyecto fue llevado adelante por jóvenes de la escuela secundaria Gregoria Matorras de San Martín, que se propusieron generar filamento para impresoras 3D a partir de botellas de plástico descartables. Con lo producido imprimieron piezas de ajedrez y también elementos que ayudan a personas con capacidades diferentes a abrir frascos y botellas, entre otros productos.